Locuras en una licuadora humana

En este sitio encontrarán alucinaciones, delirios y todo tipo de banalidades creadas por una mezcla de los tornillos que faltan en mi cabeza y una dosis de extranjería inevitable... Ríanse y sepan que todavía existo. NOTA IMPORTANTE: No me hago responsable de palabra alguna publicada en este sitio.

17.12.06

Entre la siesta y la fiesta

Era otra lluviosa tarde de otoño. Regresaba intranquilo a mi casa, alimentando ansiosamente las expectativas creadas por lo que estaba seguro me esperaba. La sola idea de repetir un encuentro de ese tipo invadía cruelmente mi mente e invitaba insistente a mi cuerpo a teletransportarse. A medida que me acercaba, aceleraba el paso, ya que sabía que todo comenzaría en cualquier momento, con o sin la presencia del anfitrión, quien había logrado malcriar a sus huéspedes ofreciéndoles, ya en múltiples ocasiones, otro pasadizo a la vida.

Abrí la puerta y las velas ya ardían aniquilando levemente la total oscuridad traida por la protección que nos brindaban las cortinas. La música comenzaba a sonar rebozante de toques y zumbidos atractivos. La suavidad de las sábanas y el exceso de cojines auguraban un éxito incontestable, una velada más entre seres etéreos que, festejando, dejarían detrás a la carne y al hueso, hundidos felices en una gloriosa siesta. Y poco a poco, todo comenzaba...


La habitación, vestida de blancas paredes, se estremecía ante la imponente sutileza de las luces, dispuestas para permitir entrever a las almas cercanas pero disfrazarlas del más gracioso anonimato, perdiéndose la identidad individual y dando la bienvenida a un amor multitudinario.

El suelo estaba completamente cubierto de una textura de nube y de plumas y pintado de un rojo fetichista, tan cruel como las decenas de pares de labios que nunca quise besar pero que tuvieron la malicia de encontrarse frente a los míos en momentos de éxtasis. Cómodamente prohibido, trágicamente sensual, tarde o temprano sexual... Unos tras otros, otras tras unas, desfilando todos hacia un soñar del todo apetecible, o más bien, hacia un despertar indescriptible.


[-"Tócame que nos miran, muérdeme que la hora de asfixiarnos juntos ha llegado, miénteme si quieres, pero suspira siempre cerca de mi cuello mientras entre sudor y jadeos nos rozamos."

-"Te tocaré pero hunde tus uñas en mí que quiero saber que esto es un sueño real. Rasga tanto como quieras; no hay dolor que deshaga el trance que me estás haciendo vivir junto a tantos como tú y como yo... Quiero poder sentir las marcas una vez haya despertado."]


Se tocaban, te tocaban, te tocaba... Iban y venían al ritmo de la percusión del fondo. Observaban el bailar, las contorsiones que inventábamos y que luego se reproducían algunos metros más allá, protagonizadas por otros anónimos que también disfrutaban del instante de magia. Mis manos revivían ante la reacción de tu piel a mi tacto, dibujando en tu espalda y tu costado caricias infantiles. Caricias que despertaban deseos adultos y movimientos llenos de
locura.

Las horas no daban tregua y, luego de millones de sonrisas, anunciaban un final inevitable. Sin embargo, otras almas se seguían sumando al encuentro, dejando en la entrada el antifaz de tabúes... ésa era la única regla. Se incluían en este mundo de fantasías sensoriales olvidando la triste realidad del cotidiano atuendo pudoroso y de la mirada escasa de sinceridad. Era preciso vivir los pocos segundos restantes de clímax, descubriendo por fin su
verdad pues el yo verdadero nunca será más puro que durante el orgasmo, aunque las luces hayan sido apagadas.


Y así despertábamos nuevamente. Las sonrisas, imposibles de ocultar, proclamaban un triunfo en el más allá y un nuevo recuerdo feliz para el más acá. Uno tras otro se despedía agotado pero infinitamente satisfecho con lo experimentado, sabiendo que en fechas no tan remotas tendrían, de nuevo, la oportunidar de festejar y soñar a la vez.

------

Continuación de Siesta Fiesta. Inspirado en la quinta fiesta de Sociedad Cerrada.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,